Los acuerdos de fijación de precios suelen estar permitidos.
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Una demanda por fraude contractual es un juicio en el que la parte perjudicada demanda a la parte responsable de la tergiversación. Cualquier tipo de fraude contractual o tergiversación anularía el contrato; una demanda intentaría compensar a la parte engañada por sus pérdidas resultantes de las acciones del demandado.
El fraude en la inducción, o inducción fraudulenta, se refiere al fraude contractual en el que una de las partes implicadas en el contrato basa su decisión en información engañosa. En concreto, un ejemplo sería que un empleador convenciera a un posible candidato a un puesto de trabajo para que firmara un contrato de trabajo utilizando términos falsos. El empleado descubre más tarde que las condiciones del contrato de trabajo no son las prometidas inicialmente, y que se basó en la cláusula fraudulenta al tomar su decisión de firmar el contrato. El uso de contratos falsos sería otro ejemplo de fraude en la inducción.
Para aclarar las diferencias entre ambos, la inducción fraudulenta implica las circunstancias que provocaron la actuación de la parte perjudicada, mientras que el fraude en el factum implica el engaño en la materia contenida en el contrato. El fraude en la inducción utiliza el engaño para conseguir que la otra parte firme el contrato, mientras que el fraude en el factum implica que la parte engañosa actúe realmente en el fraude.
La coacción en el derecho contractual
Los dos tipos principales de fraude contractual son el fraude en la inducción y el fraude en el factum. El fraude en la inducción es cuando todo el contrato es fraudulento, y el fraude en el factum es cuando sólo algunas partes son engañosas.
La indemnización por daños y perjuicios es el principal remedio para los contratos fraudulentos, ya que reembolsa a la parte no infractora las pérdidas causadas por el fraude. Si la indemnización no cubre el daño sufrido, el siguiente paso es un requerimiento judicial. Otros recursos pueden ser la revocación del contrato y la indemnización por daños y perjuicios. La revocación del contrato es el recurso más común, ya que el fraude hace que el contrato sea anulable. Si el contrato no se rescinde, las partes pueden optar por volver a sus posiciones anteriores al contrato.
Una de las defensas contra el fraude es la denominada “manos sucias”. En virtud de ella, una parte no puede demandar a la otra si han cometido el mismo tipo de infracción. Alguien no puede demandar por fraude si él mismo ha estado involucrado en un fraude.
La mayoría de las transacciones comerciales se sellan con un contrato. El derecho contractual regula la transferencia de derechos entre las partes, responsabilizando a cada una de ellas. Es importante que ambas partes de un contrato actúen de buena fe, pero si una de ellas engaña a la otra y le causa un perjuicio, la parte engañada puede demandar por falsedad. Un contrato no es válido a menos que todas las partes hayan acordado términos precisos, y hacer cualquier tipo de declaración falsa es una tergiversación si tiene un efecto material en el acuerdo. Según el derecho contractual, si un tribunal encuentra pruebas de fraude, el demandante puede ser indemnizado por daños y perjuicios.
Contrato nulo
DAVIDE, JR., C.J.:¿Puede rescindirse la Escritura de Donación otorgada por la demandada Rosa Lim (en adelante LIM) a favor de sus hijos por ser en fraude de su presunta acreedora, la peticionaria María Antonia Siguan? Esta es la cuestión fundamental que debe resolverse en esta petición de revisión de certiorari en virtud de la Regla 45 del Reglamento Revisado del Tribunal.
Los días 25 y 26 de agosto de 1990, LIM emitió dos cheques de Metrobank por valor de 300.000 y 241.668 pesos, respectivamente, pagaderos a “cash”. Al ser presentados por el peticionario en el banco librado, los cheques fueron rechazados por la razón de “cuenta cerrada”. Las solicitudes de compensación de los cheques resultaron inútiles. Como consecuencia de ello, el peticionario presentó una causa penal por violación de la ley Batas Pambansa 22, registrada como causas penales Nº 22127-28, contra LIM en la sección 23 del Tribunal Regional de Primera Instancia de la ciudad de Cebú. En su decisión 1, de fecha 29 de diciembre de 1992, el tribunal a quo condenó a LIM como acusado. El caso está pendiente ante este Tribunal para su revisión y está registrado como G.R. Nº 134685.
Error en el derecho contractual
Cualquiera que dirija un negocio entiende que la mayoría de las transacciones y acuerdos se sellan con un contrato, aunque sólo sea un apretón de manos. En esencia, el derecho contractual regula la transferencia de derechos de una parte a otra, haciendo que cada parte sea responsable de los términos acordados. En cualquier contrato es muy importante que ambas partes estén de acuerdo y actúen de buena fe. Pero si una de las partes hace una declaración falsa o engañosa para inducir a la otra a firmar un contrato, causando algún tipo de daño, la parte agraviada puede demandar por representación fraudulenta.
Un contrato no se considera válido a menos que todas las partes estén de acuerdo con los términos. Si los términos expresados no son exactos, cualquier acuerdo se basa en una premisa falsa y el contrato es inválido. Hacer declaraciones falsas a sabiendas, ya sea por escrito, verbalmente, a través de un simple gesto o incluso en silencio, constituye una falsa representación si tiene un efecto material en el acuerdo.
Por ejemplo, una empresa farmacéutica que prepara una adquisición por parte de otra empresa se jacta de tener varios medicamentos “prometedores” en fase de ensayo clínico, pero no menciona que es probable que no lleguen a comercializarse debido a sus decepcionantes resultados. Dado que la empresa compradora asumió que estos medicamentos añadirían valor al acuerdo, sufrió daños al pagar en exceso.